miércoles, 6 de junio de 2012

Unión Democrática - 1946


La Unión Democrática era la unión de distintas ideología que se unieron para combatir a Perón de cara a las elecciones de 1946. Los socialistas consideraban que el régimen peronista era autoritario y “nazifascista” y sostenían que tenían que terminar con el gobierno.
Otros socialistas que tenían una postura más cuerda y no tan apocalíptica, no pudieron romper con la sólida estructura rival. Los del Partido Comunista acercaron de buena manera para convencer a los trabajadores, pero no hubo buena respuesta y algunos dirigentes terminaron siendo expulsados.
Los conservadores tuvieron algunos que se pasaron de bando, pero una vez reconstituido el “equipo” se posicionaron como la principal fuerza opositora en defensa de la legalidad.

Democracia de masas


Esta democracia de masas fue particularmente innovadora por parte de Perón. Consideraba a las “masas” como un “…todo indiferenciado…” al que debía moldear e imponer la doctrina. Para ello, utilizaba como recurso la propaganda, en este caso, imponiendo constantemente su ideología en todos los medios de comunicación. Por otra parte, “peronizaba” también en las instituciones y las convertía en su fuente de adoctrinamiento.
Sin embargo, el recurso más valioso fue la capacidad de generar movilizaciones y concentraciones. Esta capacidad indubitablemente fue fundamental para crear esa unión de país y para la conversión que antes mencionábamos de doctrina de la movilización a doctrina nacional. Perón impuesto como líder, en cada acto, como 1º de mayo o 17 de octubre o ya sea para ratificar una medida política, siempre contaba con el apoyo de las masas. Así es como se fortaleció el lazo entre Perón (y Evita) y el pueblo.
“…las grandes concentraciones cumplían un papel fundamental en la legitimación plebiscitaria del régimen, que era considerada mucho más importante que la electoral”
El autor hace hincapié en la importancia de generar una identidad peronista apelando a distintos factores como Perón hablando desde el balcón, o hablar de “compañeros”. El concepto era construir una “pasión”; que la gente lo siguiera y lo apoyara; que sea visto como arquetipo de la patria, el pueblo, el trabajo; que sus enemigos sean considerados antipatrias, traidores.


Doctrina Nacional


Además de la terminología militar, la organización incluía un elemento revelador: en cada nivel se integraba la autoridad pública ejecutiva respectiva –intendente, gobernador o presidente- con lo cual quedaba claro, y puesto por escrito, que movimiento y nación eran considerados una misma cosa. Lo que inicialmente fue la doctrina peronista se convirtió en la Doctrina Nacional, consagrada en esos términos por la Constitución de 1949, que articulaba tanto al Estado como a la Comunidad Organizada. 
Estado y movimiento, movimiento y comunidad confluían en  el líder, quien formulaba la doctrina y la ejecutaba, de manera elástica y pragmática, con su arte de conductor que aunque personal e intransferible podía ser enseñado a quienes asumieran los comandos subordinados. Se combinaban aquí las tradiciones del Ejército, donde la conducción es un capítulo fundamental del mando, y la de los modernos totalitarismos que, en su visión fascista, sin duda impresionaron a Perón.

Los integrantes

El Partido Peronista formó parte del movimiento al mando de Perón, que también inc
luía al 
Partido Peronista Femenino, 
la CGT,
 el Comando Estratégico y
 los Comandos Tácticos.


http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-422145510-4830-partido-peronista-femenino-carnet-afiliada-1948-_JM

Führerprinzip


          El Führerprinzip es un término utilizado por Hitler que se traduce del alemán al español como “principio de autoridad” u “obediencia absoluta”. Este se entiende como un sistema jerárquico  donde la palabra del Führer tenía supremacía sobre cualquier ley escrita y, por lo tanto, todos los subordinados debían trabajar para la realización de este fin. Romero lo utiliza para decir que “El Partido Peronista (...) se trataba de una versión local del célebre Führerprinzip alemán, pero su aplicación fue menos dramática. Con esto se refiere a las similitudes entre el verticalismo peronista y el autoritarismo del tercer Reich y a las diferencias entre los métodos para llevarlo a cabo. 

Disciplinando a los cuadros políticos


Con el fin de mantener el orden popular, evitar conflictos internos y “dar forma al heterogéneo conjunto de fuerzas que lo apoyaba” Perón llevó a cabo un gobierno autoritario que se contradecía con su éxito en las elecciones:
El viejo edificio del diario La Prensa confiscado 
por Perón en 1951 fue adjudicado a la CGT
·  implementó la intervención en las provincias como Santa Fe, Córdoba o Catamarca para resolver conflictos entre los distintos grupos que lo apoyaban;
·  dio fin a la autonomía universitaria, ya que toda elección de docente debía pasar por el Poder Ejecutivo;
·  se encargó de eliminar la oposición en la Cámara de Diputados y Senadores mediante la modificación en el sistema de circunscripciones electorales del 1951, exclusiones, acusaciones de desacato o por considerarla desaforada, derivando de esto una desaparición del debate parlamentario;
·  exigió una renuncia en blanco a cada diputado y senador;
·  y controló los medios con cadenas de diarios y radios dirigidas desde la Secretaría de Prensa y Difusión por Apold, quien la oposición comparó con el ministro de propaganda alemán nazi, Goebbels, debido a la presión que generaba sobre los diarios independientes con cuotas de papel, restricciones, clausuras temporarias y expropiaciones.
            Para garantizar los resultados deseados, recurrió a la utilización de su liderazgo personal  compartido con Eva, el cual era originalmente natural, pero además fue aumentado con una fuerte maquinaria propagandística. Es por esto que el Partido Peronista adoptó la organización verticalista. Cada escalón se subordinaba a las decisiones de su respectivo nivel superior, hasta llegar a la cabeza, quien era el presidente del País y del Partido y podía modificar cualquier medida del partido. El Partido era manejado por Alberto Teisaire y se ocupaba de organizar las candidaturas. Perón sólo arbitraba en casos difíciles y decidía quiénes debían ser electos


http://cronicaspensamiento.blogspot.com.ar/2009/09/la-coaccion-peronista-los-medios-de.html

El Estado

Según la concepción de Perón, el Estado además de dirigir la economía y velar por la seguridad del pueblo, debía ser el ámbito donde los distintos intereses sociales, previamente organizados, negociaran y dirimieran los conflictos.  Esta línea se basaba en modelos que pueden relacionarse con Mussolini o con el mexicano Lázaro Cárdenas, y rompía con la concepción liberal del Estado.  Por esta razón, implicaba una reestructuración de las instituciones republicanas, una desvalorización de los espacios democráticos y una subordinación de los poderes constitucionales al Ejecutivo. Es importante resaltar que la legitimidad del conductor derivaba más del plebiscito popular que de aquellas instituciones republicanas.

Fuerzas Armadas


Si bien Perón recurrió habitualmente a oficiales para desempeñar funciones de importancia, se cuidó inicialmente tanto de inmiscuirse en la vida interna de las Fuerzas Armadas como de darles cabida institucional dentro del gobierno. Sobre todo, procuró conservar la identificación establecida en 1943 entre las Fuerzas Armadas y un gobierno del que se quería continuador. 
Temas centrales del gobierno como la independencia económica, la unidad nacional y el orden, y sobre todo la imagen de un mundo en guerra donde la neutralidad se traducía en la llamada “tercera posición”, sirvieron para consolidar un campo de solidaridades común, alterado sin embargo por el estilo excesivamente plebeyo que los militares veían en el gobierno, y sobre todo por la presencia, acción y palabra, difíciles de aceptar, de la esposa del presidente. 

Perón y la Iglesia


Con la Iglesia existió un acuerdo básico, el cual se tradujo en el poco velado apoyo electoral de 1946. El gobierno peronista mantuvo la enseñanza religiosa en las escuelas, y concedió la conducción de las universidades a personajes vinculados con el clericalismo hispanófilo. 
A su vez, también reservó un importante lugar en el ceremonial público a los altos prelados e incorporó a su elenco político a algunos sacerdotes.
Sin embargo fue una relación algo distante ya que un grupo importante de eclesiásticos, preocupados por el autoritarismo creciente, se alineó firmemente en el lado de los opositores; otros lamentaron la renuncia de Perón a las consignas nacionalistas; y otros miraron con reservas algunos aspectos de la política democratizadora de las relaciones sociales, como por ejemplo la igualación de los derechos entre hijos “naturales” y “legítimos”.


Eva Perón


    Eva Perón se dedicó principalmente a extender los apoyos a la amplia franja de sectores populares no sindicalizados, estableciendo una comunicación profunda.  Es así como resultaba la encarnación del Estado benefactor y providente. Muchos de sus beneficiarios carecían de la protección de sus sindicatos, debiéndole todo al Estado y a su intercesora.
Financiada con fondos públicos y aportes privados más o menos voluntarios, la Fundación Eva Perón se encargó de crear escuelas, hogares para ancianos o huérfanos y policlínicos; repartir alimentos y regalos navideños; estimular el turismo y los deportes, a través de campeonatos infantiles o juveniles y más.  Las unidades básicas, organizaciones celulares del partido, detectaban los casos particulares de desprotección y transmitían los pedidos a la Fundación, donde la propia Eva Perón recibía cotidianamente un gran número de solicitantes.  Ellos obtenían distintos beneficios como una máquina de coser, una cama en el hospital, una bicicleta, un empleo o una pensión. 
 Los medios de difusión machacaron incesantemente sobre aquella imagen de Eva Perón como benefactora y reparadora, replicada luego por la escuela, donde los niños se introducían a la lectura con “Evita me ama”. La expresión de la acción social directa, sumada al reiterado discurso del Estado, terminaron constituyendo una nueva identidad social, los “humildes”.  Así fue como completaron el arco popular de desarrollo al gobierno. 

http://www.arteyfotografia.com.ar/3071/fotos/32325/



CGT


En enero de 1947, Perón eliminó de la dirección de la CGT a Luis Gay, veterano gremialista e inspirador del Partido Laborista, y lo reemplazó por un dirigente de menor cuantía, indicando así la voluntad de subordinar al Estado la cúpula del movimiento obrero. Sin embargo, no hubo resistencias ya que probablemente para los trabajadores tenía una mayor importancia la solidaridad con quien había hecho realidad tantos beneficios que su autonomía política, cuyos propósitos no resultaban claros. La Ley de Asociaciones Profesionales aseguraba la existencia de grandes y poderosas organizaciones con fuerza para negociar de igual a igual con los representantes patronales, pero a la vez dependientes de la “personería gremial” otorgada por el Estado. La CGT fue la responsable de transmitir las directivas del Estado a los sindicatos y de controlar los díscolos.

A su vez, la organización obrera se consolidó firmemente. La sindicalización, escasa hasta 1943, se extendió rápidamente a los gremios industriales y a los empleados del Estado, alcanzando su auge hacia 1950. La función de los sindicatos fue bastante similar a la de la CGT: controlar y achicar el espacio de acción autónoma e intervenir a las secciones demasiado inquietas. También se hicieron cargo de funciones cada vez más complejas, tanto en la negociación de los convenios como en las actividades sociales, y debieron desarrollar una administración especializada, de modo que la fisonomía de los dirigentes sindicales, convertidos en una burocracia estable, se diferenció notablemente de la de los viejos luchadores.  Perón procuraba profundizar el control del movimiento sindical. Por esta razón, los gremialista que lo acompañaron inicialmente fueron alejándose, reemplazados por otros elegidos por el gobierno y más proclives a aceptar sus indicaciones. Las huelgas en un principio fueron consideradas inconvenientes, pero luego francamente negativas. Por esto se procuró solucionar los conflictos mediante mecanismos del arbitraje, y en su defecto, se optó por reprimirlos, ya sea por mano del propio sindicato o de la fuerza pública.


Representación corporativa

  El Estado debía relacionarse con cada uno de los sectores de la sociedad, que era considerada una comunidad, no como la sumatoria de individuos, y se aspiraba a que cada uno de ellos se organizara para así constituir su representación corporativa; se aspiró a organizar a los empresarios, reuniendo en la Confederación General Económica a todas las representaciones sectoriales y también se intentó redefinir las relaciones con las grandes corporaciones tradicionales.

Organización obrera


La organización obrera se consolidó a partir de 1943 porque la sindicalización comenzó a extenderse, con mucha rapidez, a los gremios industriales primero y luego a los empleados del Estado, alcanzando su máximo hacia 1950. La ley de Asociaciones Profesionales aseguraba la existencia de grandes organizaciones: un sindicato por rama de industria y una confederación única, con fuerza suficiente como para negociar de igual a igual con los representantes patronales, pero a la vez dependientes de la “personería gremial”, otorgada por el Estado.
Las funciones de los sindicatos, por otro lado, cada vez comenzaron a tomar más importancia: por un lado, respecto de las organizaciones de base, debían controlarlas, achicarlas al espacio de acción autónoma e intervenir las secciones demasiado inquietas; y por otro lado cada vez tuvieron funciones más complejas tanto en la negociación de de los convenios como en las actividad sociales, por lo que debieron desarrollar una administración especializada, de modo que la fisonomía (convertidos en una burocracia estable) de los dirigentes sindicales se diferenció notablemente de los viejos luchadores.


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Conseguido y concedido


Romero dice que la combinación entre lo que se consiguió y lo que se concedió, revela la compleja relación establecida entre los trabajadores y el Estado, explicando que los términos en que ésta relación se había desarrollado previo a las elecciones, se modificaron radicalmente luego del triunfo de Perón. Perón ordenó la disolución de los distintos nucleamientos que lo habían apoyado (entre ellos el Partido Laborista), por los conflictos entre laboristas y radicales renovadores; los viejos sindicalistas aspiraban a conducir una acción política autónoma, solidaria con Perón, pero independiente. La decisión, que culminaría en la creación del Partido Peronista, fue al principio resistida, pero en definitiva, solo Cipriano Reyes se enfrentó con Perón, ganándose así una persecución; en enero de 1947, Perón eliminó de la dirección de la CGT a Luis Gay, un veterano gremialista del Partido Laborista y uno de los propulsores del proyecto autónomo, y lo reemplazo por un dirigente de menor cuantía, indicando así la voluntad de subordinar al Estado la cúpula de movimiento obrero. Otra vez no hubo resistencias: según Romero, probablemente, para los trabajadores, “la solidaridad con la que había hecho realidad tantos beneficios importaba más que una autonomía política cuyos propósitos, en ese contexto, no resultaban claros”.


Avance del Estado


La política de Perón estuvo claramente caracterizada por una fuerte participación del Estado en la dirección y regulación de la economía, desarrollando tendencias iniciadas en la década anterior bajo las administraciones conservadoras, pero a su vez las extendió y desarrolló, según una corriente de inspiración keynesiana. El Estado avanzó, también, en actividades industriales, no solo por la vía de las fábricas militares sino con un grupo de empresas alemanas; aún así, la reforma más importante fue la nacionalización del Banco Central.
Es así que la nacionalización de la economía y su control por el Estado fueron una de las claves de la nueva política económica, junto al mantenimiento del empleo y la elevación del nivel de vida de los trabajadores. 

Economía de posguerra


La idea de volver a lo que fue “normal” en algún momento había sido totalmente abandonada, y aquellos que estaban más vinculados con los grupos empresarios más tradicionales, adoptaron las ideas planteadas por Pinedo 1940: estimular las industrias “naturales”, capaces de competir en los mercados externos, asociarse con los norteamericanos y a la vez mantener un equilibrio entre el sector industrial y el agropecuario, del cual debían seguir saliendo las divisas necesarias para la industria. También otra alternativa había sido planteada, por grupos de militares durante la guerra: profundizar la sustitución, extenderla a la producción de insumos básicos (acero, petróleo), mediante una decidida intervención del Estado, y asegurar así una autarquía. 

La solución de Perón benefició, principalmente, al sector obrero, que constituía su apoyo más sólido. En resumen, Perón optó por el mercado interno y la defensa del pleno empleo. 

Industrialización sustitutiva


Romero plantea en el texto que la guerra, la crisis de los mercados y el aislamiento, que se vio acentuado por el boicot de Estados Unidos, habían contribuido a profundizar el proceso de sustitución de importaciones iniciado en la década anterior: Argentina, buscando extenderse más allá de la producción de materia prima, avanzó en el sector metalúrgico y otros. 

La compra de los ferrocarriles


Gran Bretaña no aceptó las presiones norteamericanas para restringir sus compras en la Argentina. Además, estaban en juego las libras argentinas bloqueadas en Londres durante la guerra y las inversiones británicas radicadas en el país. La magnitud de las deudas británicas hacía que el pago de las libras fuera algo impensable. Por otro lado, la situación de las empresas ferroviarias, la descapitalización y obsolescencia, y la pérdida general de rentabilidad hacían conveniente para los británicos desprenderse de ellas: luego de una compleja negociación, Argentina arregló la compra de los ferrocarriles por un valor similar a las libras bloqueadas, y un acuerdo sobre venta de carne, que sería en lo sucesivo pagada en libras convertibles.

Ahora, ¿qué ocurre? Se trataba claramente de un éxito británico, ya que los ferrocarriles no eran los mejores, pero por otro lado, Argentina no tenía mejor opción. “La crisis financiera británica de 1947 y el abandono de la convertibilidad de la libra acabó con la única ventaja importante obtenida”.


El boicot sistemático estadounidense


Estados Unidos no pudo perdonar a Argentina el hecho de que, durante la guerra, no se alineó con los Aliados pero sí mantuvo una posición neutral; Estados Unidos estaba dispuesto a seguir haciendo pagar a nuestro país por la razón previamente dicha, y la forma que optó fue mediante el bloqueo a exportaciones que deberían haber sido enviadas a Europa y mediante la competencia, ya que los países limítrofes preferían la manufactura norteamericana a la argentina.
Por otro lado, el embajador norteamericano, Spruille Braden, acusó a Perón de ser un agente del nazismo y respaldó públicamente a la Unión Democrática: “Braden o Perón” fue la respuesta; este hecho tampoco beneficiaba al gobierno peronista.
Estas son las razones por las que Romero dice que Estados Unidos adoptó una política de boicot sistemático.
http://www.harrymagazine.com/200912/fuerzas_politicas.htm


La tercera posición


La “tercera posición” fue la doctrina adoptada por el nuevo gobierno, el de Perón; la esencia de esta doctrina era, básicamente, mantener un gobierno distanciado tanto del comunismo como del capitalismo, es decir, encontrar un punto medio entre estos dos.  

Partido Laborista


Las elecciones asomaban, por lo que Perón y aquellos que lo apoyaban se dedicaron a organizar su fuerza electoral. Los dirigentes sindicales decidieron crear un partido político propio, al que llamar partido Laborista, cuya organización aseguraba el predominio de los dirigentes sindicales y su programa recogía diversos motivos, desde los estrictamente socialistas hasta los vinculados con el dirigismo económico y el estado de bienestar. Es decir, este partido expresaba las necesidades e inquietudes de la clase obrera peronista; y resultó ser que fue Perón, nada más ni nada menos, el primer afiliado y el candidato presidencial. http://4.bp.blogspot.com/_e2vg19PMiM4/S4QgAnSv99I/AAAAAAAAGdc/cH4FiugXa2I/s400/boleta+del+24+de+febrero.jpg

Migrantes internos, movimiento obrero e industrialización


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La industrialización había avanzado de notable forma durante la guerra, tanto para exportar como para sustituir las importaciones (que por el momento eran escasas por las dificultades de comercio y el boicot norteamericano). No es casual, entonces, el crecimiento del movimiento obrero, ya que para trabajar y desarrollar la industrialización, se requiere mayor cantidad de mano de obra: la masa de trabajadores industriales comenzó a crecer notablemente gracias a migrantes rurales que habían tenido que optar por la fábrica frente a la crisis agrícola. 

Día de la lealtad peronista



El 17 de octubre de 1945, una multitud se concentró en la Plaza de Mayo reclamando por la libertad de Perón y su restitución a los cargos que tenía. Lo llamativo de esta manifestación fue su composición, que resultó ser mayoritariamente obrera; el hecho de que este sector social se manifestase de tal forma, coronaba un proceso de crecimiento, organización y politización de dicha clase. 

La Unión Democrática

La oposición democrática, que había encontrado en el gobierno militar un enemigo mucho más adecuado el que viejo régimen oligárquico, empezó a reconstruirse a medida que el fin de la guerra se asomaba y hacía más difícil la intransigencia del gobierno. La liberación de París en 1944, dio pie a una manifestación antigubernamental, lo cual revitalizó a los partidos políticos. Los partidos opositores reclamaron la retirada de los gobernantes y la entrega del poder a la Corte Suprema, el último vestigio de la legalidad republicana, y sellaron su acuerdo para las elecciones que venían próximas: es así como surgió la Unión Democrática, quien expresaría el repudio de la civilidad de los militares y la total adhesión a los principios de los Aliados. 

El "bombero piromaníaco" según Rouquié


Así como lo hacían los sindicalistas, Perón también adoptó una estrategia oportunista. Dispuesto a hablar con todos los sectores de la sociedad y la política, desde radicales hasta dirigentes de las sociedades de fomento, Perón supo utilizar con cada uno un discurso que fuera adecuado, aunque apelase constantemente a “todos los argentinos”. Ante unos y otros se presentaba como quien podía solucionar sus respectivos problemas, si lograba obtener el poder necesario. Es por esto que Rouquié se refiere a Perón como un “bombero piromaniaco”, que juega con fuego, es decir, con las necesidades de cada sector, buscando el apoyo de todos. Aunque no fue del todo efectiva esta técnica, ya que los empresarios comenzaron a desconfiar de él y, progresivamente, las agrupaciones patronales fueron tomando distancia; mientras tanto, Perón acentuaba su identificación con los obreros, su prédica anticapitalista y en su discurso desarrollaba los motivos de la justicia social. 

Relación con el Movimiento Obrero


Una estadía en Europa anterior a la guerra, hizo que en Perón creciese una admiración por el régimen fascista italiano y un rechazo a lo que la Guerra Civil en España había causado; la preocupación lo llevó a ocuparse y tomar en cuenta a un sector actor dejado de lado para ese entonces: el movimiento obrero.
A cargo de la Dirección Nacional del Trabajo se dedicó a formar vínculos con los dirigentes sindicales que no fuesen comunistas; todos ellos fueron impulsados a organizarse y a presentar sus demandas, que empezaron a ser satisfechas: se extendió el régimen de jubilaciones, de vacaciones pagas, de accidentes de trabajo, se ajustaron las categorías ocupacionales y en general se equilibraron las relaciones entre obreros y patrones. En muchos casos, simplemente se trataba de aplicar disposiciones legales que estaban siendo ignoradas. Desde la Secretaría de Trabajo (previamente llamada Dirección Nacional del Trabajo), Perón expandía los mecanismos del Estados árbitro, mecanismos que habían sido esbozados durante el gobierno de Yrigoyen y a penas utilizados desde entonces.
La reacción de los dirigentes sindicales, en un comienzo, fue de duda y desconcierto: recientemente, ante gobiernos no interesados en desempeñar un papel mediador en la relación entre patrones, los dirigentes habían hecho un acuerdo con los partidos políticos opositores en el que los reclamos sindicales se fundían con la demanda democrática. En 1942 la CGT se dividió entre un sector más afín a los partidos opositores, encabezados por los comunistas, y un sector más identificado con la vieja línea sindicalista, donde se alineaban los gremios ferroviarios. La propuesta de Perón hizo que se agudizasen discusiones ya existentes entre dirigentes sindicales: el Frente Popular perdía atractivo a la vez que la polarización de la guerra lo revitalizaba; las mejoras que el coronel ofrecía eran demasiado importantes como para rechazarlas o enfrentar al gobierno. Por lo que los sindicalistas optaron lo que Juan Carlos Torre llamó una estrategia oportunista: aceptar el envite del gobierno pero no cerraron las puertas a la oposición. 

Ascenso de Perón


A principios de 1944, Ramírez decidió romper relaciones con el Eje, es por eso que fue desplazado, luego, por oficiales anti-norteamericanos. El gobierno se vio a si mismo en un callejón sin salida, pero ésta fue proporcionada, según Romero, por uno de los oficiales cuya figura había crecido dentro del gobierno: el coronel Juan Domingo Perón. Cuando Farrell tomo la presidencia en febrero de 1944, fue Perón uno de sus ministros, y poco después, en julio del corriente año, logró vencer a sus competidores para así tomar las riendas de la vicepresidencia.

Régimen de 1943


El 4 de junio de 1943 asumió el gobierno militar encabezado sucesivamente por los generales Pablo Ramírez y Edelmiro J. Farrell. Los militares en el gobierno creían que era necesario acallar la agitación política y la protesta social, por lo tanto tomaron medidas como la proscripción a los comunistas, la persecución a los sindicatos e intervención a la CGT, la disolución de Acción Argentina (que nucleaba a los partidarios a favor de romper relaciones con el Eje); más tarde hicieron lo mismo con los partidos políticos y a su vez intervinieron universidades y finalmente establecieron la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Este gobierno contó con la colaboración de nacionalistas y católicos integristas. Por todas esas razones hoy podemos decir que este gobierno fue autoritario, antiliberal y mesiánico, obsesionado por la fundación de un nuevo orden social y por intentar evitar el caos que el comunismo podría ocasionar; es decir, quisieron evitar a toda costa lo que creían que podría ser la secuela inevitable de la posguerra. A la oposición democrática, por lo tanto, no le fue difícil relacionar e identificar a este gobierno militar con el nazismo.
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Sin embargo, dentro del gobierno, había partidarios de mantener neutralidad al igual que en el gobierno de Castillo. Por otro lado, la guerra estaba evolucionando, en 1943, de forma tal que un alineamiento con el Eje era impensable, por lo que el acuerdo comercial con Gran Bretaña se mantuvo. Vale decir que Estados Unidos atacó con fuerza creciente a uno de los dos gobiernos americanos con ánimos de apoyar al eje y apañar a los nazis. 

Desmitificación

El texto, básicamente, intenta desmitificar la figura de Perón. ¿Qué quiere decir esto? Romero, en este capítulo, muestra todas las facetas y caras de Perón, no solo aquella faceta que todos conocemos, que es la de simpatía por el sector obrero y popular. Logra, entonces, el autor mostrar las distintas caras del ex-presidente, los aspectos positivos y negativos de su gobierno y persona. En determinado momento, por ejemplo, se dice que Perón tenía una admiración por el régimen autoritario fascista implementado por Mussolini en Italia y esto se pudo ver reflejado en que tuvo actitudes autoritarias durante su gobierno. Entonces, de alguna forma, Romero trata de hacer que el lector vea que Perón no fue puro beneficio para el pueblo, si bien, y principalmente gracias a su primera esposa, el pueblo obtuvo mejoras en cuanto al aspecto social, por decir uno, ya que él mantuvo un gobierno con características autoritarias e influenciado por las Fuerzas Militares y la Iglesia.