La política de
Perón estuvo claramente caracterizada por una fuerte participación del Estado
en la dirección y regulación de la economía, desarrollando tendencias iniciadas
en la década anterior bajo las administraciones conservadoras, pero a su vez
las extendió y desarrolló, según una corriente de inspiración keynesiana. El
Estado avanzó, también, en actividades industriales, no solo por la vía de las
fábricas militares sino con un grupo de empresas alemanas; aún así, la reforma
más importante fue la nacionalización del Banco Central.
Es así que la
nacionalización de la economía y su control por el Estado fueron una de las
claves de la nueva política económica, junto al mantenimiento del empleo y la
elevación del nivel de vida de los trabajadores.