Según la concepción
de Perón, el Estado además de dirigir la economía y velar por la seguridad del
pueblo, debía ser el ámbito donde los distintos intereses sociales, previamente
organizados, negociaran y dirimieran los conflictos. Esta línea se basaba en modelos que pueden
relacionarse con Mussolini o con el mexicano Lázaro Cárdenas, y rompía con la
concepción liberal del Estado. Por esta
razón, implicaba una reestructuración de las instituciones republicanas, una
desvalorización de los espacios democráticos y una subordinación de los poderes
constitucionales al Ejecutivo. Es importante resaltar que la legitimidad del
conductor derivaba más del plebiscito popular que de aquellas instituciones
republicanas.